Xosé Tarrío Gonzalez
Xosé Tarrío Gonzalez pasó prácticamente toda su vida en la carcel, sufriendo el régimen FIES, una medida que refleja nuestra bochornosa actitud de olvido frente a los problemas que nosotros mismos hemos creado.Por circunstancias que muchos de nosotros nunca sufriremos, se vió involucrado en diferentes miserias propias de nuestro sistema de bienestar y acabó luchando por una causa que las cárceles y la indiferencia de muchos han intentado silenciar.
Para poder disfrutar de nuestras patéticas migajas neoliberales, le damos la espalda a la mayor razón de la existencia de la humanidad, los hombres en su conjunto. Con un sistema blindado y demagogo que arroja a un vacío aterrador a todo aquello que no le conviene.
Una persona de 19 años no puedes ser sentenciada y judgada al olvido, el maltrato y la vejación por cometer errores de los que nosotros y sólo nosotros somos culpables. Marginando a aquellos espíritus que en un acto de valentía y dignidad se enfrentan a su propia vida y defienden la de los que sufren como ellos, sólo se consiguen mártires que arden en una breve lucha apagada por la muerte, que de una forma u otra, a lo largo de la historia, es el arma más eficaz del estado de bienestar, y su democracia partitocrática y jerárquica.
Las palizas, las injusticias, el dolor, el SIDA y la privación de libertad, no consiguieron que este valiente anarquista nos lanzase una nota en la que se nos mostraba un ápice de esperanza en las personas y una llamada al compromiso y a una justa involucración en todo aquello que con nuestra pasividad hemos colaborado a construir.
Si Xosé Tarrío era un preso peligroso, violento y un delincuente al que reducir... el resto de la sociedad es una asesina silenciosa que con predemitación y sarna se encarniza con los más indefensos. Y todos aquellos en los que la ley y los votos de la ciudadaní depositaron sus votos, son unos genocidas que con su cobardía reflejada en palizas y humillaciones nos demuestran que lo que llaman democracia es una dictadura muy bien pensada y legitimada dificil de desbancar, pero que merece la pena cambiar a base de sacrifio personal.
Como recuerdo os transcribo las palabras más dolorosas que una persona puede vomitar con tinta, el adios a aquella persona en la que se deposita toda la esencia de uno mismo, el amor que desde los barrotes de la soledad artificial se ve alejarse y la certeza de no volver a sentirlo, como un mazazo retumbando en ecos de soledad.
Un poema que el Che de A Coruña,( Xosé), escribió cuando supo de la muerte de Isa, aquella que se convirtio en su gran y profunda amistad, que desde fuera de los lamentables muros de espino de la carcel le traía el amor y la fuerza que en los años siguientes tuvo que sacar de su propia convicción en la libertad y la justicia para seguir luchando.
Me desperté amor esta mañana, y no estabas;
te busqué desesperado y perdido, y no te hallé.
Entonces te llamé, pero no contestaste,
y lloré tu ausencia, roto.
¿Quién, como yo, lanza sus gritos desgarrados
que chocan contra el cemento en amaneceres fríos?
Escuche entonces un grito
que me hablaba de la humedad de la losa hecha grillete.
Sé, compañera, de ese odio asesino,
de esa rabia homicida que se siente al saber
que nos han hecho vivir un ayer-mañana,
despojándonos del presente.
Ahora, caminando hacia ninguna parte que no sea la muerte,
estudiante de la gloria roja en la universidad de sangre,
espero mi momento para reunirme contigo en el asalto final,
unidos por la tragicomedia de la vida y de la nada.....
definitivamente.
Xosé Tarrío Gonzalez
Huye, hombre, Huye
Huye, hombre, Huye
PD: la hipocresía es un arma de doble filo que siempre corta por donde más dule, todo aquel que vea sangre en su camisa al despertarse que no se asuste y asuma su papel por muy patético que sea, pero con todas sus consecuencias.
posted by Guillermo at 11:16 p. m.
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